Durante los últimos días, todos hemos tenido acceso a leer muchos artículos donde nosotros, los psicólogos, damos pautas para sobrellevar lo mejor posible la cuarentena en las familias con niños. No es tarea fácil vernos enfrentados a un cambio tan radical en nuestro día a día, y sobretodo sin esperarlo. Voy a intentar recopilar los aspectos que me parecen de mayor relevancia.

En primer lugar, es importante preguntarles a nuestros hijos, si es que no lo hemos hecho ya, qué creen ellos que está pasando; dejarles hablar y escuchar con atención para tener conciencia de cuál es la información que tienen. Así podremos saber el conocimiento que tienen sobre el coronavirus, y proporcionarles alguna información breve y concisa si es necesario, siempre adaptándonos a su edad. Resulta muy positivo animarles a que nos pregunten sobre sus curiosidades, o si hay algo que les preocupe o les asuste sobre esta situación. Si les escuchamos con atención seguro que nos llegamos a sorprender.

Los adultos, a veces, podemos tener conversaciones entre nosotros donde hablamos de nuestros miedos, otras veces tenemos puestas las noticias sin caer en la cuenta de que los niños son grandes esponjas y absorben todo lo que ocurre a su alrededor. Si nos mostramos angustiados y excesivamente preocupados nuestros hijos imitaran esos miedos. Y es que el cerebro de los niños está programado para imitar nuestra forma de ver el mundo, y precisamente lo que los niños necesitan es crecer sintiéndose seguros y sintiendo que el mundo es un sitio seguro donde vivir.

El siguiente punto a tener en cuenta es el establecimiento de un horario, (siempre con flexibilidad), ya que a los niños les da seguridad mantener rutinas y poder anticiparse a lo que toca hacer en cada momento. Para eso tenemos miles de ideas en internet donde buscar un equilibrio entre tareas escolares y asunción de responsabilidades domésticas según la edad, así como momentos de juego libre y actividad física.  Es importante romper ese horario durante el fin de semana para poder identificar bien los días de diario y los festivos.

Pero no nos engañemos, habrá momentos de todo tipo; por lo menos en mi familia, con tres niños, los hay. Y al final las pantallas parecen ser una solución como último recurso, en más ocasiones de lo que nos gustaría. Quiero pensar que este momento tan excepcional así lo requiere.

No sé si os ocurre a todos, pero seguro que a muchos nos resulta misión imposible enfrentarnos de repente a teletrabajar a la vez que atendemos a los niños, les ayudamos con sus deberes, además de hacer la comida, y avanzar con las tareas domésticas. No hay quien llegue a todo eso. Está claro que esta situación nos pilla de nuevas y resulta una utopía desear llegar a todo y hacerlo bien. Es importante poner sentido común y no culpabilizarnos. No podemos exigirnos rendir lo mismo a nivel laboral ni tampoco que los niños lleven el ritmo académico que seguían en el colegio. Aparquemos la culpa y disfrutemos de las cosas positivas que nos ofrece esta nueva situación.

Es inevitable que al cabo del día surjan discusiones, enfados, pero también intentaremos fomentar momentos de mayor conexión, juegos y abrazos; y quedarnos con que somos humanos y en todas las familias se discute, pero también se pide perdón y se dice “te quiero”.

A veces detrás de las rabietas se esconden la preocupación o el miedo, y tendremos que saber leerlos.

Es una ocasión de oro para fomentar momentos en familia que tanto hemos perdido al ir corriendo a todos lados, trabajar, extraescolares, etc. Volvemos a ser familia y a tener tiempo. Existen multitud de cosas que podemos compartir en estos días y seguro que aparecerán momentos de conexión, que compensarán con creces las riñas y los enfados.

Por último, me permito sugerir la importancia de aprovechar estos días para seguir inculcando valores como la solidaridad, la pertenencia a una comunidad (en el momento de los aplausos, por ejemplo), y la cooperación con los miles de casos que vemos cada día entre personas de nuestro entorno.

Disfrutad de estos momentos en familia porque nuestros hijos llevarán siempre este recuerdo y lo único que necesitan los niños es ver a sus padres felices (a pesar de las difíciles circunstancias) para crecer sanos emocionalmente.

Belén Muñoz. Psicóloga en el Centro rehabilitador psicosocial de Cáceres. Madre de alumnos del colegio.